17 de mayo de 2013

¡Bienvenido Mr Knizia!

El arsenal reinerceriano dibujaba sobre el tapete la silueta de un perfecto pentáculo de vértices memorables: Genial, Keltis, Tigris & Eufrates, Kingdoms y Modern Art. Nos enfundamos el uniforme caqui de los scouts y con el machete al cinto y el salacot decimonónico bien sujeto a la cabeza, los dimentos Livingstone y Stanley decimos adentrarnos a pelo en el corazón de las tinieblas de Knizia jugando media docena de partidas a… "Creo haber distinguido la silueta de Reiner Knizia recortada sobre la extinta bruma de los ácaros."  Dimento Raf, tras la apértura del Sarcocéfago.

- Dimento Earl desaforado - 

Conjurando a Reiner Knizia

Los bizarros e inquietantes episodios de lo paranormal vividos en Home Dimento desde la presunta aparición mariana o Reinerfanía relatada en las páginas de Tiempos Viejunos, amenazaban con quebrar el espíritu jovial del fundador de este blog. Evocado en un trance semiinconsciente, el nombre del celebérrimo creador de juegos alemán pululaba repetido en críticas y crónicas como un automatismo editorial o un chiste pesado y no había bodegón introductorio a una reseña en el que no se colase, tras revelar la fotografía, la carcasa de alguna de sus obras, ya se tratase del Kingdoms, el Genial o el Señor de los Anillos, todas ellas parte del ludo-ajuar de Dimento Raf.

Aparte de las molestias derivadas de tener que explicarme quien era este conspicuo caballero, lo que más pesaba sobre el ánimo de mi mentor era la hipotética fuga de lectores hacia otras latitudes que no insultasen a su inteligencia con gracietas innecesarias. Consultadas casi al minuto, las estadísticas empezaban a arrojar un saldo de visitas cuantiosísimo, procedente en su mayor parte de servidores alojados en Rusia y otros países de su entorno en los que, según parece, el alfabeto latino está causando auténtico furor gracias a De Dimento a Dimento. Y con la cifra de seguidores no se juega: la idea de que este brote de esknizofrenia pudiese hacer menguar nuestra popularidad nos puso en la senda de la acción-reacción.

Conscientes de que para conjurar un mal, primero debe ser invocado y bien, decidimos sumergimos en la lectura de las biografías áulicas de este prolífico teutón que, como las setas tras un día lluvioso, brotan por doquier en los verdes pastos digitales. Para saber a que atenernos, nos dió por documentamos, vaya. Espero ser capaz de relatar con pocas palabras lo aprendido en aquellas jornadas de estudio.

Un poco de historia

Imagen de archivo de Reiner Knizia tras recibir el premio al Mejor Juego del Año en España del 2006 por Exploradores
Reiner Walter Knizia es un [...] principalmente conocido por sus juegos de estilo alemán o Eurogames, entre los que están Keltis, Modern Art, Ra y Tigris y Éufrates (extracto de la wikizzzzzzzzzz....) Escorpio con ascendente Sagitario, nació en Illertissen, una bucólica o puede que industrial localidad bávara sita a 520 metros de altitud sobre el nivel del mar, el 16 de noviembre de 1957, compartiendo desde entonces la casilla del calendario con el explorador y misionero británico David Livingstone, el primer europeo en avistar las cataratas Victoria un día como aquel, allá por el año 1855.

Se desconoce hasta que punto pudo marcar su carácter tan azarosa coincidencia, pero a los 7 años y poseído por ese talento innato propio de los genios, Reiner el Joven se había hecho un nombre en las principales cortes europeas, tal era su destreza tocando a dos manos el piano. Espoleado por la fama y arropado por la crítica, parecía que nada osase interponerse entre el Niño Prodigio y la Historia con mayúsculas. Y sin embargo, como su archienemigo Salieri ha señalado con obstinada reiteración, la presión pudo a la audacia y la estrella de este polifacético superdotado estuvo a punto de morir eclipsada por la mediocridad del entorno: un suspenso tras otro en cálculo y aritmética levantaron sobre el espíritu del Knizia adolescente un muro de frustración y fracaso y los días de escuela concluyeron con su trasero apoltronado tras el mostrador de una oficina de patentes de Berna.

Foto del Reiner veinteañero. Como todos a esa edad, tirando del pimple para 'quitar las penas'. Al fondo a la derecha, un genuino peón del Monopoly de esa época. 
No debe dejar de sorprendernos que las labores funcionariales le dejasen tiempo para publicar su Teoría General de la Relatividad de los eurogames. Sintetizada en una ecuación de elegante sencillez conocida a nivel popular como la equivalencia  Entretenimiento-Mecánica o E=MC2,  el principio Reineriano o constante K viene a decir que la diversión  es directamente proporcional a la cantidad de temática desalojada al introducir grandes dosis de abstracción mecánica en un juego. Hastiado por la falta de reconocimiento de sus coetáneos, sustituye los números por letras y decide probar fortuna como escritor enrolándose en la marina, acaso seducido por esos aires de bohemia que el imaginario colectivo ha asociado a los puertos, las armas y la vida en alta mar desde la publicación de Navegantes de Catán [...]

Tras un lustro de cautiverio y varios intentos de fuga de la prisión de Argel, Fray Hans Glück abona los 500 escudos exigidos para su liberación y el hoy considerado por todos Padre de la Rayuela Contemporánea, con la muñeca anquilosada de tanto jugar a un prototipo suyo muy similar al 3 en raya, emprende el regreso a casa. Por desgracia, la barcaza vuelca al encallar en las playas de Normandía, quedando su brazo izquierdo atrapado bajo el peso de una gigantesca mole de cartón hexagonal.

Apenas repuesto de sus heridas, se reincorpora a la contienda y le sobra una mano para derrotar él solo al enemigo, logrando llevar un ejemplar inédito de Quo Vadis  hasta la mismísima Puerta de Brandeburgo. Esta hazaña ha sido inmortalizada en la popular frase "A qué viene Reiner y te fostia", acuñada en reconocimiento a su valor en combate.

Es entonces cuando recibe su primer gran encargo: dividir la capital en cuatro secciones isomórficas, una de cada color, y levantar un muro aislando la zona oriental del resto. En su construcción se emplearon cientos de piezas de lo que ahora conocemos como Genial. Además, sirvió de inspiración a T.S. y fue el pistoletazo de salida de la carrera espacial y de la suya propia, que no dejará de subir como la espuma hasta llegar a nuestros días.

Premiado en los más prestigiosos certámenes nacionales e internacionales, solo se le resiste el Spiel Das Suegras; es autor de más de 500 títulos entre libros y juegos, de los que ha vendido alrededor de 13 millones [... consultar la soporpedia ...], su fama e influencia no tienen parangón y ha logrado alcanzar las más altas cotas de la excelencia, como se demuestra al constatar la repercusión de cada uno de sus lanzamientos (y son frecuentes) entre sus fans, que son legión, y esa relación de amor-odio que sus detractores, que no son pocos y en ocasiones coinciden con los anteriores (sí cabroncetes, se os ha visto salir de las tiendas con un ejemplar de Beowulf  bajo la gabardina), han establecido con su obra. Se le suele reprochar cierta tendencia al autoplagio, a reciclar ideas, a trasplantar mecánicas y sistemas de juego de un título a otro sin ningún pudor. Aplicado este criterio al cine de Almodóvar, la música de AC/DC y los Rolling Stones, a los paisajes de la escuela impresionista o a otros creadores de...

Fundamentadas o no dichas acusaciones, el Dr. Knizia siempre se ha defendido como mejor sabe,  arrojando a la cara de sus críticos un estreno cada media hora y acudiendo solícito a toda convención, feria o evento donde se le reclame para impartir cátedra o firmar juegos. ¡Ahí estaba la clave que nos permitiría contactar con él! Organizar nuestro propio Kniziamaratón.


Esperando a Reiner Knizia

Desplegamos todo el arsenal reinerceriano de mi maestro sobre la mesa dibujando con esas cajas variopintas la silueta de un perfecto pentáculo de vértices memorables: Genial, Keltis, Tigris & Eufrates, Kingdoms y Modern Art. Y en el centro, a modo de ofrenda sacrificial, un ejemplar cuasi-intacto de Exploradores.
Al final, le arrancamos un autógrafo con dedicatoria simpaticona incluida y este posado en plan compadreo. ¡Qué tío más majo!

Dimento Raf propuso completar el rito con una punción en el pulgar, pero advertido de la delicadeza de su tejido, optó por preservar sin mácula nuestro tapete de juego y se apresuró a pronunciar (¡cuantas pes!) 3 veces su nombre:  

- ¡Reiner Knizia, Reiner Knizia, Reiner Knizia!

Dicen que la forma corpórea en que los espíritus se nos presentan es una proyección (más pes) de los anhelos y fantasías de quien les convoca. No puede ser más cierto: la figura sobrecogedora que se materializo ante nosotros oculta tras una máscara africana, muy del gusto de Joseph Conrad, tenía el semblante altivo y la mirada profunda de todo gran creador de juegos y, además, se expresaba en un perfecto castellano.

Charlamos durante horas sobre lo divino y humano -de su obra- en un ambiente de franca camaradería y confesiones compartidas, cuya transcripción os ofreceremos más adelante y por fascículos en una sección nueva del blog: Desmontando a Reiner.  De momento, podéis deleitaros contemplando la foto situada sobre estas líneas.

Concluida la audiencia, el Dr. Knizia se esfumó ante los ojos alucinados y agradecidos de ambos dimentos, no sin antes prometer en firme que se inspiraría en este encuentro para diseñar un juego conmemorativo exclusivísimo, de tirada limitada y ajeno a los cauces de comercialización convencionales.

Algo abatidos por una ausencia que ya se dejaba sentir, nos enfundamos el uniforme caqui de los scouts y con el machete al cinto y el salacot decimonónico bien sujeto a la cabeza, los dimentos Livingstone y Stanley decimos adentrarnos a pelo, sin mosquiteras ni otras mariconadas por el estilo, en el corazón de las tinieblas de Knizia jugando media docena de partidas al Exploradores.


Instruido durante la niñez en los secretos del chinchón y la canasta, controlar el estado de la baraja, retener las bazas de mi contrincante  y especular con el momento oportuno de 'abrirme' (1), formar escaleras y sumar puntos, no tienen ningún misterio para mi, pero esa es otra historia y prefiero que sea Dimento Raf quien la reseñe en las lacrimógenas aguas de Dimentópolis cuando el duelo por la marcha de su musa se lo permita.


Y no te olvides de visitarnos en Dimento Games.

(1) Creo que en casa de mis abuelos decíamos 'bajarse'.

B.S.O. de la partida: Indiana Jones en busca del arca perdida (1981) - John Williams
Música de fondo de la reseña: Sinfonía nº 9 en re menor - Beethoven
Entradas relacionadas: Dimentópolis - Dimento Livingstone, supongo

Dimento Earl
'Neófito pendenciero' y discípulo de Dimento Raf.

Ludoteca: préstamos y alguna adquisición vitalicia.
Ocupación actual: reciclando el karma por todas las partidas no echadas.

4 comentarios:

Hola chicos, excelente articulo ! Quería comentaros que la estetica y la calidad de los contenidos de vuestro blog es realmente muy bueno. Seguid así !

Se agradece y mucho el cumplido, Stephane! Los 2 procuramos que la lectura del blog sea amena, pero el apartado gráfico es cosa de Dimento Raf, un fiera con la cámara y el pincel...

Es un privilegio tenerte por aquí tan a menudo.

¡Un abrazo!

A mi me interesaría mucho saber qué os a parecido el juego.

Hola, Antuan.

Fácil, entretenido y rapidísimo ;-)

http://dedimentoadimento.blogspot.com.es/2013/05/dimento-livingstone-supongo.html

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