- Dimento Earl -
Cuadrado Sator: 1. Estructura con resonancias místicas, esotéricas y quien sabe, si cabalísticas, hallada por primera vez en las ruinas de Pompeya y presente en multitud de iglesias medievales. Se compone de 5 palabras latinas que consideradas horizontal y verticalmente forman un enigmático palíndromo. 2. Cuadrilátero de cartón en cuya lona yace inconsciente y babeante el novicio Dimento Earl, noqueado en el primer asalto de una lucha desigual por Fray Dimento Raf, un peso pesado en eso de golpearse el cerebro a base de movimientos delineados con escuadra y cartabón.
La tenue llamarada de las velas aromáticas del Ikea parpadeó al cerrarse la puerta detrás de mí, proyectándose una siniestra sombra oscilante y alargada, mitad cuervo, mitad dimento, sobre la única pared desnuda de una ludoteca abigarrada. Maese Raf emergió como escupido desde la penumbra portando a dos manos un candelabro asido a la altura del ombligo, y al compás de la luz titilante de un cirio rojo, retorcido y manufacturado también por la multinacional sueca, aunque con fines más festivos, pronunció la penta-frase que durante meses había temido oír salir de su boca: SATOR AREPO TENET OPERA ROTAS. Y la recitó una y otra vez penduleando alternativamente los ojos a derecha e izquierda, como tratando de insinuar algo, hasta que asentí con la mirada.
Para no romper ese clima de cera derretida, incienso y sucedáneo de vainilla, el Pater Dimento, vestido con una sotana talar o una chilaba color crema (no estoy muy al tanto de la moda no seglar) me saludó en un perfecto latín aprendido gracias a las lecturas de Uderzo y Goscinny:
- Morituri te salutant.
- ¡Ave vos, vetulus phallus! Murmuré inclinando la cabeza muy reverente mientras pensaba en ese título injustamente relegado al puesto 915 del ranking de la BGG, editado hace un lustro en España por Post Scriptum, del que mi maestro era, es y será devoto creyente, vocero y firme defensor sin importar lo que digan las encuestas. Descatalogado de forma prematura, permanece oculto en la trastienda de un puñado de tiendas muy selectas a la espera de una nueva y más sensata generación de jugones que le de buen uso. Y en esas estábamos.
Imagen sin tratar de la mesa de juego. Esa textura etérea e irreal de los objetos retratados se consigue iluminando la escena a base de cirios pascuales. |
- Dispones de 3 movimientos rectilíneos a dividir en un mínimo de 2 y un máximo de 4 zancadas, y de un par de secuencias de rotación respecto al eje de tu nariz, para esquivar sillas, sofás, trastos, cachivaches y demás trampas mortales y alcanzar así el juego. Te concedo canjear los pasos al frente por desplazamientos laterales y no te asustes si durante el camino ves que los obstáculos van cambiando de posición. Soy un poco cabroncete, pero si lo logras te haré depositario de mis conocimientos ludicocráticos.
- Hirce maximus, acerté a decir conmovido por la oportunidad que se me brindaba.
Curtido en el tetris y las sopas de letras, me planté en mi destino con la destreza de un bailarín y respetando la coreografía exigida. La caja descansaba en implacable verticalidad y antes de tirar de ella por el lomo, la extraña distribución del polvo sobre la superficie del estante llamó mi atención detectivesca: en un hábitat gobernado por el apelmazamiento de los ácaros, el tramo natural de salida de S.A.T.O.R resplandecía inmaculado, como si dos pantallas de Pronto Jabonoso en paralelo lo protegiesen del inexorable avance de la mugre. O eso pensaba entonces, porque poco después, tras ser crucificado sin piedad en el tablero por Dimento Cícero, supe que se debía a la constante fricción del cartón sobre la madera causada por las incontables veladas en las que este ejemplar había frecuentado nuestra mesa de juego. Prefiero que sea él quien en Dimentópolis explique en qué compañías, cómo y por qué lo sacó estando yo ausente.
Incipit Fabula, por decir algo
- ¿Qué es el Sator? Pregunté movido por una sincera curiosidad.
- El "sello al viento de los malditos", un complejo sistema de archivo y almacenamiento bibliográfico diseñado para contener el profundo mal oculto en los libros heréticos y malditos custodiados en el Pozo de los Pecados. Cada ejemplar de la diabolus colection ocupa una posición específica en el laberinto en constante cambio de pasarelas flotantes que se erige sobre el abismo, cuyos secretos solo conoce el Guardián, un bedel ascético en edad de jubilarse. Y así deben continuar, porque de lo contario, de diseminarse desordenados en el vacío, esos saberes prohibidos podrían liberarse de su confinamiento con funestas consecuencias: las lenguas y pulgares de los inocentes lectores tornaríanse negruzcas, marcándoles de por vida con la vergüenza de los placeres ocultos revelados; los amantes se precipitarían al vacío de sus amores despechados desde puentes y balcones, y los gordos se ahogarían en la bañera colmados los pulmones por una capa de sales de baño solidificadas. Un panorama intolerable y puede que irremediable en tu caso -sentenció con una sonrisita sardónica que volvería a asomarse a su semblante media hora después, en los instantes previos al jaque mate que puso a mi monje y a mi orgullo de jugón en posición de decúbito supino.
Como lo que me jode es perder, pero no que me insulten, mis oídos se prestaron a continuar sintonizando el resto de este exordium in extenso:
- Pues bien, aprovechando que las fuerzas del Ujier anacoreta encargado de la seguridad de la biblioteca han menguado, un aire procedente del oscuro agujero ha logrado dispersar esos volúmenes sacros y nuestra misión de opositandos consiste en ser los primeros en recuperar los cuatro tomos que éste nos asigne, ayudados de un códice con las instrucciones necesarias para desplazarnos por el laberinto moviendo las pasarelas, un libro de conjuros especiales y una gárgola capaz de bloquear a tus oponentes. Juguemos, juguemos...
Las cartas de colocación que determinan la posición de los libros perdidos no me fueron favorables y los ejemplares cuya restitución me había sido encomendada acabaron repartidos por los rincones más alejados del tablero formando una aspa casi perfecta y muy jodida, achatada solo en el vértice que daba a mi casilla de salida. Afortunado en grado sumo, mi mentore no tardó demasiado en ubicar los suyos y procedió a repartir las pasarelas que ambos fuimos disponiendo por turnos hasta agotar todas las piezas en un intento de proyectar la ruta por etapas que aguardaba a los acólitos a nuestro cargo.
No mejoró mi suerte al descubrir las 5 cartas 'incestus movet' que recibí de manos del Guardián antes de empezar la búsqueda, canjeando a las primeras de cambio el par menos propicio por otra del mismo mazo que, lamentablemente, no serviría mucho mejor a mis intereses, aciaga circunstancia repetida durante buena parte de la primera fase de la partida.
Divididas en 2 clases, estas tarjetas sirven para desplazar o rotar aquellas parcelas con cuya forma o figura coincidan respectivamente. De este modo iremos construyendo un recorrido de puentes contiguos por los que poder movernos, mientras saboteamos las opciones de nuestros contrincantes alterando los tramos cuyo desplazamiento o giro más les perjudiquen. Interprétese aquí el uso de la primera persona del plural como una licencia narrativa o un recurso retórico para referirse a mi constante mueca de insatisfacción durante el juego, abocado como estuve y con caracter permanente a lanzar una mirada atolondrada a las profundidades de la sima, cortados todos los caminos por un monje de risa fácil.
Cuando mis bazas de movimiento mejoraron, Dimento Magister, ya iba un libro por delante y estaba más cerca que yo de hacerse con el siguiente. La situación requería una medida drástica y opté por aprovisionarme con varias cartas de efecto especial o "liber fidei" para a continuación, en una serie de turnos agónicos y muy reñidos, arremeter contra él con todo mi arsenal de conjuros y salmos esperando un vuelco en forma de milagro que no se produjo. Antes al contrario, la superioridad estratégica de Fray Dimento Clay y su pegada mucho más contundente terminaron por poner a este aprendiz de geómetra contra las cuerdas, arrinconado en una esquina estéril del tablero, muy lejos de cumplir su encargo, con 2 ejemplares del Malleus Maleficarum bajo el hábito y otros 2 levitando a muchos puntos de acción de distancia, demasiados para un muñeco de fieltro moribundo, demasiados para mi.
Tras besar la lona de la pasarela en la que me encontré aislado en los estertores de la velada, no hubo ruegos por mi recuperación ni tronaron las trompetas celestiales en memoria de mi ego malherido, solo el estruendo de una carcajada vengativa.
Juego no disponible en Dimento Games. No obstante, elevaremos una plegaria al Olimpo de las editoriales para que regrese renovado a nuestras vidas.
B.S.O. de la partida: El nombre de la Rosa (1986) - James Horner
Música de fondo de la reseña: In a bar, Under the Sea (1996) - dEUS
4 comentarios:
Que puedo decir....brillante.
Pica, pica...buscaremos entre las estantes donde vive el polvo
Qué podemos decir, Francisco... ¡¡Gracias!! Siempre procuramos que la lectura merezca la pena. Otra cosa es que lo consigamos.
Querido Paladin, no te rasques esa inquietud hasta leer lo que Dimento Raf tiene que decir acerca de Sator o te saldrá luego un sarpullido de cojones.
Y gracias por pasarte una vez más.
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