La primera y única tienda regentada por los Dimentos

¡Conócenos en www.dimentogames.com!

Aventureros al Tren Europa - La Bomba

Saboteadores anarquistas para un juego con mucha mecha que descarriló antes de llegar a su destino, la imprenta

Sinaí

Producciones el Sarcocéfago presenta... Sinaí

Los Dimentos Patton y Rommel se están sacudiendo de lo lindo en las arenas del desierto al grito de ¡Viva la Guerra!

Carkhatán Horror

Carkhatán Horror

¿Realidad o sueño?

30 de abril de 2013

Tiempos Viejunos - Episodio I: 31 días

Cuando Dimento Raf me exhortó a hurgar el armario en busca de alguna reliquia digna de ser exhibida tras las  vitrinas de su ludoteca, no pude resistirme a desempolvar la joya más querida de la NO colección. Cientos de horas de juego y un sinfín de partidas con amiguetes, otras en familia y algunas, puede que no las mejores, en solitario,  además de un carácter obsesivo y habitudado, con tal de escapar del tedio, al contorsionimo psicológico (por lo del desdoblamiento jueguil),  revelan el profundo apego que llegué a sentir por un  juguete de connotaciones algo retorcidas y hasta proféticas. Además, esta confesión de sobreuso compulsivo me excusa por las evidentes cicatrices y magulladuras que, a pesar del buen acabado de sus componentes,  recorren caja y tablero, confiriéndole ese porte de superviviente avejentado que debería corresponder a todo objeto veterano.  - Dimento Earl -

Abrumadoramente sencillo en el planteamiento, ágil y fluido en el desarrollo y, por encima de todo, un juego muy divertido. 31 días es mi propuesta inaugural para Mundos Viejunos.

Cuando Dimento Raf me exhortó a hurgar el armario en busca de alguna reliquia digna de ser exhibida tras las  vitrinas de su ludoteca, no pude resistirme a desempolvar la joya más querida de la NO colección. Cientos de horas de juego y un sinfín de partidas con amiguetes, otras en familia y algunas, puede que no las mejores, en solitario,  además de un carácter obsesivo y habituado, con tal de escapar del tedio, al contorsionimo psicológico (por lo del desdoblamiento jueguil),  revelan el profundo apego que llegué a sentir por un  juguete de connotaciones algo retorcidas y hasta proféticas. Además, esta confesión de sobreuso compulsivo me excusa por las evidentes cicatrices y magulladuras que, a pesar del buen acabado de sus componentes,  recorren caja y tablero, confiriéndole ese porte de superviviente avejentado que debería corresponder a todo objeto veterano.

Nótense la tira de celofán y esa brecha inusualmente gruesa que, de no ser por la sutura a base de celo en el reverso, desmembraría sin piedad el tablero.

¿Dónde se ha ido el dinero?

Acentuada por unas ilustraciones con rango de viñetas y el humor ácido y surrealista de las cartas de juego, esta parodia de lo cotidiano no podría partir de mejor premisa ni de intención más saludable, porque más que la apología del triunfo a toda costa de títulos similares de esa época o de cualquier otra  (no soy ningún meapilas, también adoro el sustrato de codicia inmisericorde y megalomanía desbocada presente en infinidad de juegos), aquí hay una clara reivindicación desde la ironía del derecho al fracaso o, si se quiere, un elogio a la subsistencia, a esa rutina de llegar trastabillados a fin de mes a la que muchos han tenido que acabar acostumbrándose.

La idea es franca hasta la médula: los jugadores disponen de un modesto capital inicial y deben completar un número pactado de vueltas-meses al tablero gestionando como mejor sepan su patrimonio ante los múltiples imprevistos y oportunidades que este recorrido les tiene reservados. Las instrucciones recomiendan una duración de 6 meses, pero, en mi opinión, una partida entre 2 personas tan corta, sabe a poco.  Concluido el semestre o mejor el año, quien haya logrado acumular mayores ganancias o esté menos endeudado con el banco que sus competidores, gana la partida. Para ello, tendrá que pelear por un ascenso profesional, aprender a invertir en bolsa, especular con el precio del oro, jugarse los cuartos al póquer o la lotería, disputarse a degüello las comisiones de compra-venta y ser el mejor comercial de la mesa - lo que viene a ser un calco de mi rutina diaria en cuanto cierro la pestañita del infojobs - Pero, sobre todo, deberá ser capaz de afrontar a finales de mes el pago de las facturas que se ciernen sobre su bolsillo cada vez que cae en una de las muchas casillas de correo repartidas por ese campo de minas en que acaba convirtiéndose el tapete.



31 días es el azar puro y cristalino de los dados, una dictadura de lo arbitrario donde no hay más ingenio ni margen de maniobra que el resultado de cada tirada. Ingenuo y nada cerebral, pero con mucha sorna de fondo, mi primera partida después de tantos años, además de una discutidísima victoria, me proporcionó unas cuantas risas en compañía de mi némesis en estas lides. Un pasatiempo intrascendente y digno de repetirse en el futuro.




Coincido con Dimento Raf, cuya reseña emplazo a leer mañana a todos los que tengan un interés verdadero y legítimo en trascender una perorata tan banal y saber de qué va la vaina, en la capacidad evocadora de este pedazo de mi infancia. Ahora mismo no puedo quitarme de la retina a aquel prepúber despreocupado, capaz de entretenerse con el vuelo de una mota de polvo y empeñado en lo imposible: el juego perpetuo. Aunque lo cierto es que mi habilidad para estar ocioso permanece intacta.


Y no te olvides de visitarnos en Dimento Games.

B.S.O de la partida: Magma
Música de fondo de la reseña: Violator- Depeche Mode (me he puesto nostálgico)
Artículos relacionados: Tiempos Viejunos - ¿Dónde está el dinero?

Dimento Earl
'Neófito pendenciero' y discípulo de Dimento Raf.

Ludoteca: préstamos y alguna adquisición vitalicia.
Ocupación actual: reciclando el karma por todas las partidas no echadas.

Crónicas Diménticas


Faltaba menos de una semana para el estreno oficial de la página y nos seguía pesando, y de qué forma, nuestra absoluta inexperiencia bloguera. El problema no era tanto la posibilidad de ver frustradas unas expectativas, por otro lado inexistentes, como ese temor a ponerse en evidencia que suele acompañar a cualquier proyecto a punto de romper el cascarón. ¿Se entenderá lo que pretendemos al diseccionar a dos manos y en entradas separadas cada partida que echemos? ¿Estaremos escogiendo bien los juegos? ¿Le interesará a alguien ese aire nostálgico que envuelve y define el apartado dedicado a los clásico- Dimentos Raf & Earl: Esclavos cardíacos de la inseguridad -

Faltaba menos de una semana para el estreno oficial de la página y nos seguía pesando, y de qué forma, nuestra absoluta inexperiencia bloguera. El problema no era tanto la posibilidad de ver frustradas unas expectativas de seguimiento, por otro lado inexistentes, como ese temor a ponerse en evidencia que suele acompañar a cualquier proyecto a punto de romper el cascarón.  ¿Se entenderá lo que pretendemos al diseccionar a dos manos y en entradas separadas cada partida que echemos? ¿Estaremos escogiendo bien los juegos? ¿Le interesará a alguien ese aire nostálgico que envuelve y define el apartado dedicado a los clásicos?

Pánico escénico. Hagamos un piloto y a ver qué pasa

Un poco abrumados por las dichosas dudas, tuvimos la feliz ocurrencia de poner en circulación entre familiares y amigos (un par de ellos, jugones confesos) una preselección de las reseñas, más o menos acabadas, con las que teníamos previsto iniciar esta andadura. 

El aplauso no fue ni mucho menos unánime y los palos nos llovieron por doquier, pero con todo, la acogida de la versión beta del blog estaba siendo más positiva de lo esperado. Y había algo en particular que funcionaba bastante bien. ¿El verbo grácil y la claridad expositiva de Dimento Raf? En absoluto. ¿El humor con cuentagotas y esa prosa cruda y directa de Dimento Earl? Menos aún.  Más allá de las tontunadas de una escritura que ya iremos puliendo, a estos catadores involuntarios les sedujo esa panorámica más amplia que resulta de confrontar y solapar dos crónicas tan distintas de las impresiones que te deja un juego. Lejos de antojárseles una redundancia intolerable, el que intuíamos como nuestro mayor hándicap editorial, parecía ser el punto fuerte del proyecto. Además, el carisma de Tiempos Viejunos no pasó desapercibido y gustó el tono desenfadado y sin pretensión alguna de sentar cátedra -faltaría más- de los textos de prueba. Bene, bene...

"Le falta algo, chicos": Siempre los peros...

No es éste el foro indicado para enumerar la larga lista de críticas recibidas (insoportablemente extenso, demasiado breve, muy técnico, algo superficial, muérdase usted la lengua Dimento X, no vuelva a acercarse a un ordenador Dimento Y...), pero había un reproche que, dicho de una u otra forma, se repetía con sospechosa coincidencia:  
Instantánea de la satisfacción en el rostro de Dimento Raf que siguió al alumbramiento de esta sección.
-Todo orbita en torno a vuestro peludo ombliguito: "nuestras quedadas, nuestras partidas, nuestras sensaciones, nuestras chorradas".

-Ventilar un poquito el blog y hablar de vez en cuando de cosas que puedan interesar al común de los jugones. 

-Información chicos, información. 

-Más allá del ego, hay una cosa llamada actualidad, también en mundillo de los juegos de mesa.


El énfasis con el que se nos afeaba esa pose de tipos ensimismados, ajenos a cualquier cosa que no estuviera cogiendo polvo en la estantería del salón, nos obligó a repensar ese rechazo inicial a dar noticias, producto, como dijimos al principio, de nuestra falta de entrenamiento, y surgió la idea de tratar de ofrecer una especie de resumen de prensa diario lo más actualizado y completo posible. Ya está, había "nacido" -¡madre, cuánta pompa!- Dimento News y con ese boletín telegráfico de enlaces a las informaciones originales de editoriales, distribuidoras y otros blogs (a fagocitar se ha dicho) se equilibraba ya la balanza entre lo personal y lo general (1), y podíamos dar por zanjada esta cuestión. O no...

Ahí estábamos, retocando a gritos la plantilla convencidos de que insultar a las máquinas proporciona una falsa, pero muy reconfortante sensación de dominio y control de los acontecimentos, con la maqueta de la sección recién bautizada a medio hacer, cuando tuvo lugar la siguiente conversación, reproducida con literalidad taquigráfica:

-Sr. X, tengo algo en la cabeza que no sé si...
-No se corte Sr. Y, suelte lastre.
-Este rollo del Dimento Reporter puede tener su enjundia. ¿Por qué no aprovechar más ese filón?
-Tiene usted toda mi atención, Sr. Y.
-Abramos una ventana informativa más amplia, tipo suplemento dominical , en la que podamos explayarnos a gusto  y abordar la que consideremos noticia destacada de la semana o cualquier otro tema del universo jueguil en profundidad (2).
-Si se encarga usted en solitario, no tengo nada que objetar. Yo, con parir una o dos reseñas a la semana y dar de comer a la máquina de teletipos tengo trabajo más que suficiente.
-Cierto, es más curro del que estoy dispuesto a asumir... ¡Ya está, joder! ¿No nos tachaban de petardos egocéntricos? Abramos el círculo de colaboradores a nuestros críticos, a los jugones conocidos y a cualquiera que esté dispuesto a mandarnos la crónica de una partida para darle al tablero y lo metemos todo bajo el mismo techado. Y cuando no tengamos nada que contar, nos cascamos un artículo de terceros.
-Y de rebote convertimos esas firmas eventuales en un reclamo para navegantes. ¡Bravo Sr. Y! ¡Comprado! Lo llamaremos Crónicas Diménticas.
-¡Que hallazgo tan ingenioso, Sr.X! ¡Celebro haberle conocido!

Pues eso pretende ser Crónicas Diménticas, un cajón de sastre donde comentar y compartir nuestras impresiones sobre todo lo que se cueza en el universo lúdico y aledaños, y un espacio ocupado por todos los que os animéis a publicar en esta casa el relato de vuestras partidas. Ya se trate del título más novedoso o de un viejuno entrañable, solo os pedimos que os ciñáis al único punto del manual de estilo que hemos sido capaces de consensuar: "Di lo que te plazca, pero no te lo tomes muy en serio y procura no joder al personal más de la cuenta".

¡OKUPA De Dimento a Dimento!

¿Quieres que te cedamos esta sección para reseñar algún juego? Mándanos tus textos y un par de fotos de la quedada a dimentogames@gmail.com. Tras superar los rigurisísimos filtros editoriales,  ideológicos y gramaticales de los autores del blog, se publicarán intactos.


(1) Dimento Earl, que malgastó un año de su juventud estudiando Antropología en la UNED, era más partidario de la dicotomía entre lo particular y lo universal. Dimento Raf ejerce la labor de editor con celo inquisitorial e impone su propia visión de la dualidad expresada en estas líneas.
(2) Quienes ya se hayan sumergido ya en la lectura de la alguna de las entradas publicadas sabrán que se hace pie en cualquiera de nuestros razonamientos.

B.S.O. de la perorata: De mi Corazón Al Aire (1991) - Vicente Amigo

29 de abril de 2013

El expreso de medianoche

Segunda entrega de la popular saga ferroviaria editada en España por Edge Entertainment. La acción transcurre a finales del siglo XIX, en los años dorados de los viajes de exploración científica, y nos propone competir por una empresa más pragmática, aburguesada y sin las resonancias líricas a la odisea protagonizada por el mítico personaje de la novela de Julio Verne que inspirase a su predecesor: extender el mayor imperio del ferrocarril jamás visto en tierras europeas. -Dimento Earl-

El tintineo del hielo en el copazo de la sobremesa;  el aroma de la lima fundiéndose al enebro, al cardamomo y a esos matices inidentificables propios de la ginebra de medio pelo con que agasajo a mis invitados; el rumor de las burbujas de la tónica al romperse acompasados por la música de Standstill de fondo; muy aplaudida la cena, buena digestión y mejor compañía. La mujer del gurú de "los juegos de mesa modernos" y la mía propia charlando desenfadadas mientras yo preparo las bebidas; 12:30 de la madrugada, aun es pronto... la noche pinta genial.

Así de pacífica y cordial transcurría esta velada entre amigos cuando Dimento Raf, ausente del salón desde hacía un par de minutos (le hacía en el baño maldiciendo los entrantes) irrumpió excitadísimo en la estancia con una caja gigantesca en las manos -debió introducirla de forma clandestina en mi casa... la próxima quedada, recibimiento afectuoso en la puerta y cacheo -   y empezó a balbucear cosas ininteligibles sobre una trilogía iniciática. Era tal su arrebato que cuando quisimos darnos cuenta, un tablero de dimensiones colosales estaba a punto de aterrizar sobre el mantel arrasando con todo a su paso. En la confusión que siguió a estos momentos de verdadero pánico, se produjo el incidente reseñado por el ideólogo de este blog en su crónica de ayer y que casi le cuesta el dedo índice de la mano derecha a mi chica.
Como ya se habrá notado, la de la foto no es la mesa en la que acaeció la partida. Esta pertenece a los aposentos de Dimento Raf. Debido a los vapores del alcohol y la maquinaria, todas las fotos de aquella noche salieron borrosas.
El despliegue visual y el acabado de los componentes de ¡Aventureros al Tren! Europa es alucinante. Y confieso haberme sentido atraído por la temática y ansioso por echar una partida desde el momento en que comenzaron las explicaciones. Qué se le va a hacer, tengo alma de magnate de los negocios: mi antigua condición de asalariado y las incursiones diarias al infojobs son el disfraz bajo el que se oculta el prócer del capitalismo que llevo dentro.

El caso es que, a pesar de esta conexión tan íntima entre dimento y juego, y tal vez movido por la presión del grupo, me sumé a aquel jolgorio inicial promovido por nuestras consortes y me entretuve disponiendo las piezas en formaciones muy variadas, a cuál más ridícula. Supongo que no faltó la clásica cópula entre vagoncitos... ¡Perdóname, maestro!


¿De qué va?

¡Aventureros al Tren! Europa es la segunda entrega de la popular saga ferroviaria editada en España por Edge Entertainment. La acción transcurre a finales del siglo XIX, en los años dorados de los viajes de exploración científica, y nos propone competir por una empresa más pragmática, aburguesada y sin las resonancias líricas a la odisea protagonizada por el mítico personaje de la novela de Julio Verne que inspirase a su predecesor: extender el mayor imperio del ferrocarril jamás visto en tierras europeas.
  
Las reglas, muy sencillitas, calaron rápido y tras comprobar aliviados que en los billetes se indica la ubicación exacta de los puntos de origen y destino, la partida arrancó sin más contratiempos. Dimentó Raf, algo crispado aun por nuestra insolencia previa, debió escuchar algún pitido en la estación imaginaria de su cabeza porque se autoconcedió empezar él sin dar más explicaciones.

El equipaje con el que parten los jugadores contiene 4 cartas ilustradas con vagones de distintos colores o una locomotora; otras tantas de destino indicando los trayectos a realizar y la puntuación que se obtiene al completarlas, y una bolsa llena con los celebradísimos furgones en miniatura, además de 3 bonitas estaciones de plástico.

En cada turno, los aspirantes a Phileas Rockefeller Fogg deberán optar entre completar un recorrido, hacerse con dos de las cartas de vagón expuestas sobre la mesa (solo una, si se trata de una locomotora), robar a ciegas una pareja del mazo, levantar una estación, o -en fases del juego más avanzadas - tomar 3 billetes de destino adicionales y quedarse con al menos uno de ellos.

Las rutas se construyen ocupando los tramos de vía férrea que conectan entre sí las capitales con un vagón de plástico por cada casilla de separación. Para ello, es preciso contar con tantas cartas de vagón como etapas tenga el recorrido a cubrir y del color indicado en el tablero. La excepción son los trayectos grises, que demandan un número concreto de cartas del mismo color, pero dejando a conveniencia del jugador la elección del mismo. 

Las locomotoras, además de actuar como comodines, son imprescindibles para completar los viajes en ferry, una de las tres novedades que, según me comentó el ilustradísimo Dimento Raf,  presenta este Aventureros al Tren respecto a su antecesor. La segunda, son los dichosos túneles: el coste de estos recorridos viene determinado por la longitud del trayecto, pero se levantan tres cartas de vagón del mazo y si alguna coincide con el color empleado para unir las dos ciudades, se exige un descarte adicional. El azar se cebó conmigo durante toda la partida... ¡Maldita mi suerte! Y la tercera, las estaciones, que ubicadas sobre una de las urbes del mapa, permiten utilizar los tramos ocupados por un contrincante para completar una ruta propia.

Con estos mimbres sobre el tapete, la velada recuperó ese tono de copeteo amable al que me he referido al principio. ¿Demasiado pacífica y cordial? Tal vez. Lo cierto es que, en un ambiente tan distendido, no hubo que lamentar pleitos ni reyertas entre los pasajeros. Tras el recuento final de puntos, la victoria de Dimento Raf fue recibida con una cierta indiferencia, síntoma del poco músculo empleado por el resto de nosotros durante los casi 90 minutos de juego.

Creo que a esta partida (la primera de muchas, espero) le faltó una pizca de maldad, de riña en la disputa de los trayectos y algún que otro sabotaje deliberado, pero lo atribuyo más a las circunstancias (acabamos a eso de las 2:30 de la madrugada y a esas horas algunos andábamos con ganas de trasladar los traseros al chill out-lounge-sofá) que a la supuesta atonía de un juego que gustó mucho a los "no iniciados".

Segundo asalto de Dimento Earl a la terna de vacas sagradas. El primero, contra Carcassonne se saldó con un vapuleo mental de cojones, producto de mi afición al vodka. Este, espoleados todos los participantes por el gin-tonic, ha quedado en tablas y pendiente de resolverse a la vuelta. Solo me resta batirme con el Colonos de Catán para cerrar la trilogía. Y mi hígado está pidiendo a gritos celebrar ese encuentro bajo los auspicios de un whiskazo. Gracias al sentido de la oportunidad de Dimento Raf, probar juegos bebiendo se está convirtiendo en una tradición. ¡Ojalá perdure!


B.S.O. de la partida: Adelante Bonaparte, Standstill (2010)
Música de fondo de la reseña:  Continuo, Avishai Cohen (2006)
Entradas relacionadas: Dimentopolis - ¡Aventureros al tren! Europa


Aventureros el Tren Europa está disponible en Dimento Games por 39,55€.

Dimento Earl
'Neófito pendenciero' y discípulo de Dimento Raf.

Ludoteca: préstamos y alguna adquisición vitalicia.
Ocupación actual: reciclando el karma por todas las partidas no echadas.

28 de abril de 2013

¡Aventureros al Tren! Europa

Por fin pude sacar a la mesa de Dimento Earl & cónyuge uno de los títulos pertenecientes a lo que llamaré “la trilogía de iniciación”: Catán, Carcassonne y ¡Aventureros al Tren! Hay una ley no escrita, que dice que si no te gusta Catán, te gustará Carcassonne o ¡Aventureros al Tren! y esta ley es aplicable a los otros gustándote siempre como mínimo, uno de ellos. También se comenta que si sostienes los tres juegos mientras... - Dimento Raf -
 
Por fin pude sacar a la mesa de Dimento Earl & cónyuge uno de los títulos pertenecientes a lo que llamaré “la trilogía de iniciación”: Catán, Carcassonne y ¡Aventureros al Tren!. Hay una ley no escrita, que dice que si no te gusta Catán, te gustará Carcassonne o ¡Aventureros al Tren! y esta ley es aplicable a los otros, gustándote siempre como mínimo uno de ellos. También se comenta que si sostienes los tres juegos mientras das vueltas sobre ti mismo dando saltos a la pata coja, es posible que… pero eso es otra historia, porque también hay una ley no escrita que dice que al comentar un juego tan reseñado como este, hay que caer en los tópicos arriba referenciados de la santa trilogía y esas cosas.  

¡Aventureros al Tren! Europa es un juego de Alan R. Moon de dos a cinco jugadores, ilustrado por Julien Delval y publicado por Days of Wonder en 2005, que pretende ahumarnos la ropa a base de viajar más que nadie por el viejo continente en plena “Belle Epoque”, ¿cómo?, a golpe de ferrocarril.

Grande, agradecido...

Hubimos de ampliar la mesa de juego a fin de tener más espacio (no sin antes pillar un dedo a nuestra anfitriona en el periplo) y, una vez colocadas las cosas, se decidió que la explicación de las reglas (mi eterna responsabilidad), podía quedar sin problema relegada a un segundo plano, en pos de la ardua tarea de colocar de manera interesante la cantidad de vagoncitos de plástico que recibieron todos para empezar la partida.Con lo sencillo que es hacerme caso…
 
Existen dos tipos de cartas que iremos consiguiendo: las Cartas de Vagón (de diferentes colores) y los Billetes de Destino, los cuales determinarán nuestros viajes. Para ello, recibimos Billetes de Destino; tres recorridos normales a cubrir y uno largo que, sumarán los puntos indicados  si son completados, o los restarán si quedan incompletos al finalizar la partida. 

Hay muchas ciudades y, para unir los recorridos, deberemos atravesar otras tantas… menudo viaje. El enorme tablero representa un preciosista mapa de la Europa de finales del siglo XIX, ribeteado por 100 casillas de puntuación y con sus principales ciudades unidas por un número determinado de casillas coloreadas. Cada jugador posee 45 vagones de plástico de su color, que utilizará para completar estos recorridos (entregando las Cartas de Vagón del color correspondiente al trayecto) y con los cuales ganará más o menos puntos en función del número de casillas completado.

Cada turno nos permite realizar una sola acción de las siguientes: robar Cartas de Vagón, cubrir un recorrido, adquirir más Billetes de Destino o construir una estación de tren (muy útil para aprovechar un recorrido de otro jugador y poder usarlo como continuación de tu camino).

Normalmente se genera una bruma de moderada competencia por la posesión de los recorridos, ya que los jugadores pueden ocupar trayectos indispensables para otros (viéndose éstos obligados a buscar otros caminos para llegar a su destino), dando mucha vidilla al juego aunque, he de decir que éste no fue el caso.
Tántos caminos y tántos vagones...

Funcionó bien, aún faltando ese toque y gustó mucho. Sencillo de explicar y de temática significativa. Mejor el glamur de viajar ataviado de ropas victorianas que cuidar de “Animales en la Granja”, ¿verdad, Dimento Earl?
 
He de decir que es un juego familiar, perteneciente a la llamada “trilogía de iniciación”: Catán, Carcassonne y ¡Aventureros al Tren!… no quiero caer en tópicos, por supuesto…


Aventureros el Tren Europa está disponible en Dimento Games por 39,55€.

B.S.O. de la partida: Adelante Bonaparte (2010) - Standstill
Música de fondo de la reseña: Storm Corrosion (2012)
Entradas relacionadas: El expreso de medianoche - Jugando con mi enemigo
 
Dimento Raf
'Jugón frustrado' y paseador de juegos en bolsa de tela.

Ludoteca: menos amplia de lo que él quisiera. Mengua con cada visita de su discípulo.
Ocupación actual: entrenador personal de Dimento Earl.

27 de abril de 2013

Agrícola versus Agrícola

Pese a abordar nuestras sesiones de juego menos embebido en mis prejuicios crónicos que de costumbre, Dimento Raf me condujo hasta su casa seducido por la vaguedad premeditada de una cantinela diseñada para captar toda mi atención: reglas sencillas y fácilmente asimilables, partidas cortas y entretenidas, estrategia, gestión de recursos, una historia ambientada en la Europa rural del siglo XVII -no es que el tema en sí me apasione, pero para el oído poco entrenado la historia pintaba bastante bien- - Dimento Earl -

Genial campo de pruebas para novatos esta entretenida versión a escala reducida de uno de los títulos más aclamados de los últimos tiempos. Eso es, al menos, lo que se deduce del abultado palmarés cosechado por Agrícola desde su lanzamiento hace ya más de un lustro.  Sí, insinuación de mi mentor mediante, he considerado oportuno documentarme en sitios más fiables que mi propia verborrea, y tras una consulta preliminar de su ficha en la BGG no logro sobreponerme de tanto mérito y galardón acumulado en estos años. ¡Gensanta, he toqueteado con mis propias manos un objeto de culto sin ser consciente de ello!

Lo admito: hasta hace unos días ni siquiera había oído hablar de esta exitosa franquicia y de haberse dado la ocasión, habría refutado con la vehemencia debida (el coloquial: "¡Qué me estás contando!") la pertinencia de asociar placer y bichejos estabulados, pero tras un par de partidas a "Agrícola: Animales en la granja", no veo el momento de hincarle el diente a cualquier juego editado bajo sus mismas señas. Sin embargo, el proceso no ha sido del todo fácil.



















Cantos de sirena

Pese a abordar nuestras sesiones de juego menos embebido en mis prejuicios crónicos que de costumbre, Dimento Raf, que me conoce bien y es consciente del alcance de mi intolerancia, me condujo hasta su casa seducido por la vaguedad premeditada de una cantinela diseñada para captar toda mi atención: reglas sencillas y fácilmente asimilables, partidas cortas y entretenidas, estrategia, gestión de recursos... y para colmo, una historia ambientada en la Europa rural del siglo XVII -no es que el tema en sí me apasione, pero para el oído poco entrenado la historia pintaba bastante bien-. Todo cierto. Sin embargo, omitió de forma deliberada un par de detalles cruciales. A saber,  la temática real... y la parte del nombre que da sentido al título.

¿Cómo imaginarme, tras un relato tan parcial del juego, representando el papel de abnegado propietario de una explotación ganadera en liza con la de su vecino en cuanto a extensión de terrenos y número de "reses"?  ¿Responde eso al título de Agrícola?  En parte sí, pero yo, que soy de natural jactancioso, me veía más planificando la producción de extensos campos, velando por la salud de la cosecha ante las impertinentes vicisitudes de la climatología y mercadeando en la lonja con el precio de venta del grano y otras materias primas necesarias para abastecer a unas ciudades florecientes y en imparable crecimiento. Tal y como se prefiguraba la partida en mi cabeza (hay que recorrer un buen trecho en autobús para visitar a Dimentico Raf y la lectura en movimiento me provoca unas náuseas del carajo) me hacía encarnado el rol de poderoso latifundista, causa y a la vez consecuencia indeseada de una explosión demográfica inaudita que cambiaría para siempre la faz de Europa (más de 30 minutos de trayecto y el IPOD sin batería ejercen sobre mi imaginación una nefasta influencia). Aquel "Ya lo verás" que siguió a la pregunta de "Pero, ¿de qué va en realidad?" debió ponerme sobre aviso. Tomo nota para el futuro.

Se comprenderá ahora mi decepción inicial, tan bien retratada en el análisis de la fisionomía de mis cejas que hace el maestro de ceremonias en su crónica de ayer, cuando se procedió a la protocolaria lectura comprensiva de las reglas del juego. Me hundí en la silla abrumado por el coñazo que se me avecinaba y lamenté no haber planchado con la suela uno de esos recados caninos que antaño invadían las aceras. El aroma a excrementos, pensé, hubiese sido mi sentida contribución a la atmósfera que esta recreación austera y en miniatura de la vida rural demanda. ¡Otro tótem erigido sobre paladas y paladas de auténtica mierda! Tales eran mi frustración y mi estupidez, inmensas.


Conversión y enmienda


Concluida la explicación, Dimento Raf me concedió el turno, arrancó la partida,  y empezó a sonar la copla interior: ¿Debo conservar esta prerrogativa de cara a las siguientes tandas ubicando a uno de mis 3 trabajadores en la casilla, parca en recursos, que da derecho a ello o me voy directo a otras zonas más prosperas del tablero común dejando a mi oponente la posibilidad de ocuparla y asumir la iniciativa en las rondas posteriores? ¿Hago acopio de alguna de las divisas (minerales, juncos y madera) o procuro garantizarme ya, previo pago, un vallado extra? Treinta segundos de juego, la mano atenazada  y aun seguía cavilando cómo zanjar estas cuestiones para hacer el movimiento de apertura.

Por suerte, mi rival es un tipo paciente, porque las dudas, lejos de disiparse, se ampliaron transformándose en  nuevas y acuciantes preguntas del tipo: ¿En qué momento amplio el rebaño y con qué? ¿Podré permitirme que procreen? ¿Es el momento de acumular materiales para permitirme futuras mejoras de casilla o invierto ya en lo más inmediato para evitar perder ganado? Cinco minutos de partida  y ya andaba afinando los cálculos (desde luego, más de los que acabo de exponer) para, con los movimientos necesarios, proveerme-privarle de mejoras, cercas y animales como si de un ajedrez a 8 movimientos se tratara... Y ni rastro de mis dichosas objeciones superficiales propias de novato bobón. ¡Vaya con el Agrícola mini! ¡Menuda chicha para algo de apariencia tan modesta!!

Madera de la buena y unas piezas muy chulas

Ya he esbozado en párrafos anteriores un resumen de la dinámica y desarrollo de partida de este juego. El objetivo, lo reiteraré, es habilitar la granja con las cercas, comederos y edificios que nos permitan acumular el mayor número posible de ejemplares de los diferentes tipos de ganado en el conjunto de terrenos de nuestra propiedad. Cada jugador irá decidiendo sobre la marcha cómo trazar y modular las parcelas, siempre acotadas para poder dar cobijo a la manada, en que irá dividiendo su finca, mientras pugna con su oponente por los recursos, reses incluidas, disponibles en el tablero común. Los animales de distinto pelaje no pueden compartir ni casilla, ni  parcela (entendida como el conjunto de casillas dentro de un perímetro común), ni  por supuesto convivir bajo el mismo techo, en caso de disponer de algún edificio destinado a tal uso. La capacidad de almacenamiento (también su coste, función y el número de puntos que aportan al marcador final) de las construcciones es variable, pero las unidades de terreno están limitadas a una pareja de la misma especie, ampliable a 4 animales (¡en todas las casillas de la parcela!) si añadimos un comedero a esa sección de la granja. Como ya se habrá deducido, toda cabeza de ganado que sobrepase el aforo máximo permitido acaba dándose a la fuga.

Cada turno se divide en 2 fases: la de aprovisionamiento estratégico y la de procreación-redistribución de los animales para evitar en lo posible ver menguar nuestros activos. Tras la, apuradísima en mi caso, recolocación de piezas de la octava ronda, toca hacer balance... La puntuación va a depender del número total de animales obtenidos, del tamaño de cada una de las ganaderías considerada por separado (el límite a la baja para poder sumar y la escala de puntuación varían según la especie), del valor de los edificios que hayamos levantado y del total de terrenos ocupados. ¿Quién gana? El maldito Dimento Raf,  pero nos volveremos a ver las caras muy pronto.

 Como carezco de la claridad expositiva de mi socio y veo innecesario desaprovechar mis energías en desgranar aún más el funcionamiento del juego, me limitaré a subrayar el buen sabor de boca que me ha dejado. Quien ya lo conozca -la mayoría- no necesitará  instrucciones adicionales y habrá continuado leyendo más por curiosidad o aburrimiento que otra cosa. Y quien no supiera de esta versión para 2 personas, encontrará en la reseña de Dimento Raf recién publicada, una guía más que suficiente para decidir si probarlo o no. Yo, por mi parte, estoy deseando repetir. 

Agrícola - Animales en la Granja está disponible en Dimento Games por 22,45€.

B.S.O de la partida: Weather Systems (2012) - Anathema
Música de fondo de la reseña: The Bedlam in Goliath (2008) - The  Mars Volta
Entradas relacionadas: Dimentopolis - Agrícola: Animales en la Granja

Dimento Earl
'Neófito pendenciero' y discípulo de Dimento Raf.

Ludoteca: préstamos y alguna adquisición vitalicia.
Ocupación actual: reciclando el karma por todas las partidas no echadas.

¿Jugando con mi enemigo?

Un blog para ludópatas que ser precie de ser apto para todos los públicos, ¿requiere de la firma desautorizada de un jugador novato? Sí, lo admito: mi desconocimento de los "juegos de mesa modernos", como quedará demostrado en próximas entregas, es casi insultante. ¿A cuento de qué colaborar entonces con Dimento Raf en esta empresa? Para reciclar el Karma por todas las partidas no echadas... -Dimento Earl - 

Un blog para ludópatas que ser precie de ser apto para todos los públicos, ¿requiere de la firma profana y desautorizada de un jugador novato? ¿Precisa contar con la mirada, a medio camino entre la inocencia y el escepticismo más descarado, de quien no teniendo ni puñetera idea del tema en cuestión - mi ignorancia casi insultante quedará patente en próximas entregas - ha decidido someterse al sádico ritual de iniciación ideado por el creador de este blog? Que, aclarémoslo, no es otro que probar uno o dos juegos nuevos cada semana y contar la experiencia en clave de "Di lo que te plazca".  

Y de ser así,  ¿con qué propósito?  ¿Qué oscuras razones mueven a Dimento Raf, un personaje con fama de cabal entre sus conocidos, a invitarme, precisamente A MI,  a participar en algo que me es tan ajeno? Porque la idea de abrir una grieta en el casco antes de fletar el barco (¡qué bien traída la metáfora, flanqueado por la foto del atrezzo!) , o es síntoma de un carácter voluble e  inquietante o revela una fe injustificada en la probabilidad de que una crónica de esta guisa logre sintonizar con los "no iniciados" sin ser un chirrido discordante para todos los aficionados a un mundillo tan peculiar. Se me antoja una tarea harto irrealizable, pero la asumo con obediencia servil, suponiendo que exista otro tipo de obediencia y que sea éste, al menos en parte, el objetivo de nuestra colaboración.

No obstante, sospecho que hay algo más: bajo cuerda late un cierto ánimo de revancha por las muchas veladas gastronómicas celebradas en territorio neutral -mi casa, mi cena, mis normas- en que, hasta fecha muy reciente, despaché con notable desdén, mueca de estupor y pesadumbre incluida, cualquier propuesta de amenizar la sobremesa probando alguno de los juegos que tan denodadademente se esforzaba en acarrear hasta mi piso en bolsas de tela de un volumen tal que mi epicondilitis no osaría portar. No haber pasado nunca por alto el esfuerzo de cargar con semejante fardo me hace sentir doblemente culpable, pero no mal.

El caso es que una noche, persuadido por ese arrebato de complacer a los demás que suele acompañar a una cena con muchas pretensiones y un pobre resultado, tras un par de combinados, cedí, accedí , jugué... y me lo pasé genial. De aperitivo, Rock Band ManagerLa Isla Prohibida; el plato fuerte, Cartagena. Y varias copas después, medio borracho y envalentonado, la indigestión, la incompetencia, la vergüenza de ser incapaz de completar una partida de Carcassone sin someter al resto de comensales al ridículo de mi negligencia. La historia de aquel descrédito es -y será-  merecedora de una entrada exclusiva, pero aquella pifia anecdótica bañada en vodka me jodió hasta el punto de despertar mi curiosidad por ese extraño artefacto llamado "Otro tipo de juego de mesa".

Más allá de su carácter puramente ilustrativo, Dimento Raf me suministra estas fotos a modo de sutil advertencia del destino que me aguarda en su inestimable compañía.

El porqué del nombre de la sección que dará cobijo a este ejercicio lúdico, "Jugando con mi enemigo", amén de retorcido, grandilocuente y un guiño a la filmografía de Julia Roberts, no es de mi cosecha, pero intuyo que mi nula predisposición jugófila en el pasado, ciertos prejuicios algo desfasados que ya iré desgranado y el maltrato verbal sistemático sufrido con cada tentativa de aderezar nuestras quedadas con una partidita de cualquier cosa, pueden explicar su elección. No se lo reprocho y, de hecho,  hasta me pone.

Si este experimento funciona, cada semana acompañaré las sesudas reseñas de Dimento Raf con una especie de nota crítica, de crónica subjetiva, no necesariamente a modo de contrapunto hostil, de mi experiencia jugando al título que él escoja y la compartiré en este espacio para deleite de los amantes del ocio poco constructivo.

Entradas relacionadas: Les llamaban Dimento...

Dimento Earl
'Neófito pendenciero' y discípulo de Dimento Raf.

Ludoteca: préstamos y alguna adquisición vitalicia.
Ocupación actual: reciclando el karma por todas las partidas no echadas.

Agrícola: Animales en la Granja

Durante mucho tiempo, mi hermano Dimento Yoryo me habló de las bondades de un juego que le ocupaba gran parte de las veladas del fin de semana, en el que tenía que gestionar su propia granja y hacer que prosperara más que las de los otros jugadores. Él estaba entusiasmado, ya que emulaba de una manera muy divertida sus pretensiones reales de tener su propia huerta allá donde vive, en las tierras del norte. Ese juego es el famosísimo Agrícola de Uwe Rosenberg, un clásico indiscutible por derecho propio de los llamados “juegos de mesa modernos”. - Dimento Raf -

Durante mucho tiempo, mi hermano Dimento Yoryo me habló de las bondades de un juego que le ocupaba gran parte de las veladas del fin de semana, en el que tenía que gestionar su propia granja y hacer que prosperara más que las de los otros jugadores. Él estaba entusiasmado, ya que emulaba de una manera muy divertida sus pretensiones reales de tener su propia huerta allá donde vive, en las tierras del norte.
 
Ese juego es el famosísimo Agrícola de Uwe Rosenberg, un clásico indiscutible por derecho propio de los llamados “juegos de mesa modernos”. Pues bien, hoy vamos a hablar de su “hermano pequeño”, AGRÍCOLA, ANIMALES EN LA GRANJA, del mismo autor, ilustrado por Klemens Franz y editado estupendamente en España por Homolúdicus y que, a diferencia de su referente, está pensado solo para dos jugadores.
Vista general de una partida de juego
Al abrir la caja, nos encontramos con componentes de madera y cartón del bueno, junto a unas instrucciones claras y no muy extensas. Todo de agradecer.
 
El creciente arqueamiento de la ceja de Dimento Earl al presentarle la temática del día no auguraba una explicación comprensiva de las reglas (trance por el que todo jugón ha de pasar si quiere dar rienda suelta a su pretensión), sorprendiéndome su paulatina buena acogida, reflejada sin duda en el retraimiento gradual de aquella ceja inquisitiva.
 
En Animales en la granja, cada jugador posee un tablero individual y ampliable (con unas parcelas modulables), con su cabaña y los terrenos a acotar mediante vallas, para acumular la mayor cantidad de ganado dentro (objetivo principal) y así puntuar. Contamos con un tablero común en el que vamos ubicando por turnos cada uno de los tres trabajadores de los que disponemos en las casillas libres, realizando la acción requerida en el momento de posicionar.
 
El tablero común
 En el tablero común conseguiremos recursos (madera, mineral y juncos, necesarios para la construcción de vallados, edificios y comederos), la posibilidad de construir y por supuesto, animales (ovejas, cerdos, vacas y caballos), que procrearan al finalizar la ronda si se encuentran a pares en tus tierras.

Dimento Earl entendió a la perfección la mecánica, y le vi francamente preocupado por la redistribución de sus animales (ya que en las tierras acotadas puedes colocar un número determinado de animales y de una sola variedad), contemplando estupefacto como algunos huían prado a través al no poder ser mantenidos por su deficiente granja.  

Al final de la octava ronda, el juego termina y se procede al conteo de puntos, directamente dependiente del número de animales que se posea y de su tipo, del precio de los edificios y de los terrenos adicionales usados y completos.

 Buenas sensaciones, altamente recomendado para los que nunca han jugado a nada parecido y para echar una partida rápida y entretenida a algo. Qué bonito, qué simple, y qué divertido.
 
A Dimento Earl se le escapaban algunos animalicos...
La granja de Dimento Earl mejoró, y creo que disfrutó entregándose a las labores de la ganadería intensiva, aunque para eso, tendremos que esperar a su reseña vespertina en “Jugando con mi enemigo”.

Agrícola - Animales en la Granja está disponible en Dimento Games por 22,45€.

B.S.O de la partida: Weather Systems (2012) - Anathema
Música de fondo de la reseña:Pink Floyd
Entradas relacionadas: Jugando con mi enemigo - El expreso de medianoche

Dimento Raf
'Jugón frustrado' y paseador de juegos en bolsa de tela.

Ludoteca: menos amplia de lo que él quisiera. Mengua con cada visita de su discípulo.
Ocupación actual: entrenador personal de Dimento Earl.

26 de abril de 2013

Les llamaban Dimento...

¿Cuántas veces habré tenido que pleitear con la gente al sacar un juego que no fuera alguno de los “de toda la vida"? ¿Por qué esa reticencia generalizada a lo desconocido en una mesa de juego? La reglas de los “clásicos”, más que claras para todos y personalizadas en muchos casos, hacen de éstos, bastiones infranqueables convertidos en tradición… y las tradiciones son difíciles de cambiar. - Dimento Raf -


- ¿Juegos de mesa?

- Mirar, éste es nuevo, a ver qué os parece.

- Uf, ¿por qué no echamos un Trivial?

- Venga hombre, vamos a probarlo…


¿Cuántas conversaciones como ésta he tenido con la gente al sacar un juego que no fuera alguno de los “clásicos”, ya sea el Trivial, el Monopoly, el Party&Co o cualquier otro? ¿Y qué pasa después?

Lo que ocurre, pasado el trance de las explicaciones de manual a oyentes de cara escéptica, es que la gente juega, y disfruta, y quiere repetir y dar a conocer este “nuevo” tipo de juegos a más gente.

¿Cuál es entonces la reticencia de la gente a lo nuevo, a lo desconocido en una mesa de juego?

La reglas de los “clásicos”, más que claras para todos y personalizadas en la mayoría de los casos por los propios usuarios  -“¡En mi casa jugamos (se juega) así!”-, hacen de éstos, bastiones infranqueables convertidos en tradición… y las tradiciones son difíciles de cambiar.

Pero, ¿por qué cambiarlas?

Este blog quiere hacer convivir los juegos “clásicos” con los “modernos”, opinar sobre ellos, mostrarlos y hacerlo pasar muy bien.

Para ello vamos a dar dos puntos de vista sobre las cosas,  el de un jugón frustrado y el de un neófito peleón, Dimento Raf y Dimento Earl a su servicio…

Entradas relacionadas: ¿Jugando con mi enemigo?


Dimento Raf
'Jugón frustrado' y paseador de juegos en bolsa de tela.

Ludoteca: menos amplia de lo que él quisiera. Mengua con cada visita de su discípulo.
Ocupación actual: entrenador personal de Dimento Earl.